Del montón de huesos secos al aliento de vida
El capítulo 37 de Ezequiel es bastante conocido, la profecía sobre el valle de los huesos secos.
22 DE NOVIEMBRE DE 2020 · 08:00

El joven Ezequiel cautivo en Babilonia tuvo 7 visiones extraordinarias y apocalípticas describiendo de una manera única a un Dios comunicador, en medio de un pueblo sordo y rebelde. A pesar de esto ve en el futuro una restauración que nos deja maravillados.
Este libro se sitúa unos años antes de la destrucción de Jerusalén por el rey Nabucodonosor. Ezequiel es un joven sacerdote de 25 años, durante el reinado de Joaquín cuando parte del pueblo es llevado a Babilonia. Pasados 5 años recibió la primera visión a orillas del río Quebar (1. 1-2).
Algo notable es que cuando Dios se comunica con Ezequiel le habla y pone su mano sobre él (1.3; 3.14, 22; 8.1; 37.1; 40.1). Me parece algo importante este factor comunicacional, por más que ahora casi esté prohibido pasar la mano, tocar o abrazar a una persona por el Covid 19. Si uno usa un buscador bíblico es notable la impresionante cantidad de veces que aparece el tema de la mano de Dios.
Yendo al estilo del libro y las visiones, los comentaristas indican que gran parte pertenece al género apocalíptico. El lenguaje empleado a veces resulta oscuro y cargado de simbolismo. Ya en la primera visión encontramos nubes, vientos huracanados, fuego, seres vivientes con cuatro caras, cuatro alas, pezuñas de terneros, cuatro ruedas llenas de ojos, y en medio de todo esto tan raro estaba un trono con alguien con aspecto humano. Bueno, no me detendré a explicar esta visión, pero me resulta tremendamente comunicativa. Este mismo estilo de visiones las tuvo Daniel, y también Juan.
Otra cosa que me llama la atención es que el Señor le dice a Ezequiel cada vez que envía a hablar al pueblo de Israel: “Tal vez te escuchen, tal vez no” (2. 5, 7; 3.11) y en 3.27 dice: “…El que quiera oír, que oiga y el que no quiera que no oiga…” ¡Sí!, Juan utiliza en el Apocalipsis muchas cosas parecidas a lo que escribió Ezequiel.
Bueno, seguimos un poco más y vemos que Dios se aparta del templo y viene la destrucción de Jerusalén (caps. 4-11), el exilio, la condenación de los falsos profetas, de los líderes políticos y del pueblo idólatra (caps. 12-24).
A partir del cap. 25 hasta el 32 son profecías sobre otras naciones. Y desde el cap. 33 hasta el 48 el tema es la futura restauración de Israel.
En el cap. 33 aparece la figura del profeta como centinela, vigía, o atalaya, para advertir al pueblo. Pareciera que el centinela debía tocar una trompeta. Hoy es usual que cuando hay un terremoto o un tsunami se activan alarmas para que la gente sepa que debe huir o resguardarse. Bueno, en el caso del centinela la trompeta era su medio de comunicación.
El cap. 34 utiliza la figura del pastor que cuida a las ovejas.
El cap. 37 es bastante conocido, el valle de los huesos secos. En todo esto veo muchos elementos de comunicación. No estoy seguro si es únicamente mi imaginación, pero bueno, los huesos secos están incomunicados. Luego esos huesos reviven, tenían piel ¡pero no tenían vida! (v.8), y finalmente reciben aliento de vida y reviven. ¿Podría ser que haya cristianos con piel, pero sin vida? Tal vez los hay, sin comunicarse ni con Dios ni con otras personas. Y finalmente encontramos a un ejército numeroso, con aliento de vida, y con una nueva vida. Creo que deberíamos pedir al Señor que podamos recibir ese aliento de vida para que de todo corazón podamos ser cristianos que podamos comunicar el mensaje del Señor con convicción y de una manera comprensible para que otros puedan también recibir ese aliento de vida.
Creo que se conjugan muy bien en este libro la imagen de un Dios con una extraordinaria comunicación, un profeta que pudo redactar de manera extraordinaria estas ideas. Me alienta mucho el último versículo del libro que dice: “Y desde aquel día el nombre de la ciudad será: AQUÍ HABITA EL SEÑOR”
¡Qué cosa más maravillosa! Le invito a seguir estudiando el libro de Ezequiel, subrayando los actos comunicacionales, y nos encontramos la próxima semana.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - Del montón de huesos secos al aliento de vida