Oxford y la ‘herejía’ de defender una fe histórica

Estudiantes LGTBQ de Oxford publican una lista de iglesias “homófobas” de la ciudad, la mayoría evangélicas. La presión de las redes conduce a la puerta de los lugares de culto.

Evangelical Focus, Protestante Digital · 30 DE SEPTIEMBRE DE 2023 · 08:00

Un edificio en Oxford con una bandera arcoiris. / Foto: K Bushnell, Unsplash,iglesia LGBTIQ
Un edificio en Oxford con una bandera arcoiris. / Foto: K Bushnell, Unsplash

Oxford, conocida por su prestigiosa universidad, llama la atención por su cuarentena de facultades (colleges) repartidas por edificios históricos del casco urbano. Es el centro de conocimiento más antiguo del mundo de habla inglesa, un referente global.

Como muchas otras universidades de prestigio, la de Oxford tiene una larga historia cristiana. Desde la influencia de dominicos y agustinos en el siglo XII hasta el ordenamiento bajo la Iglesia Anglicana, su identidad está impregnada por el cristianismo. Lo muestra el lema de su escudo oficial aún hoy: “Dominvs Iluminatio Mea” (El Señor es mi Luz, una referencia al Salmo 27).

No es de extrañar, pues, que la ciudad cuente con muchas iglesias activas aún hoy día. Según una lista incompleta de Wikipedia, sus 160.000 habitantes pueden escoger entre más de 100 congregaciones cristianas.

 

Iglesias “seguras” o iglesias “dañinas”

Ahora, un documento publicado por la Oxford LGBTQI+ Society (asociación universitaria con más de 3.000 miembros) y titulado “Actitudes hacia los cristianos queer en las iglesias de Oxford” clasifica treinta de estas iglesias en función de lo “seguras” que son para los estudiantes. Varios lugares de culto obtienen un 1 en una escala del 1 al 5 y son marcadas en “rojo” por “alto riesgo de abuso espiritual”.

A los estudiantes que se identifican como LGBTQ+ se les recomienda no visitar estas iglesias (la mayoría de las cuales son evangélicas) porque “fingen que eres bienvenido”, dice el informe, pero “te pedirán que te arrepientas de tu identidad”. La estrategia de estas iglesias sería “ocultar” su base de fe para luego “abusar” de la confianza de la gente que asiste, asegura el informe. La descripción se asemeja mucho a la de las sectas.

En aras de la “claridad”, el documento de 31 páginas comparte el nombre, la dirección y otros detalles de iglesias en las que han detectado “homofobia y transfobia en el contexto de la enseñanza religiosa”.

Pero, ¿cómo definen la “homofobia”? ¿Y la “transfobia”? Los autores explican su punto de vista en la introducción del documento, asegurando que muchas iglesias de Oxford que dicen tener una “visión tradicional sobre el matrimonio” son en realidad “un ejemplo de la teología homófoba sistemática de los EE.UU. posterior a la Segunda Guerra Mundial”.

La asociación LGBTQI+ incluso entra en un análisis teológico, afirmando que atenerse a las doctrinas cristianas históricas sobre sexualidad e identidad humanas es una muestra de “una teología, traducción, interpretación y comprensión inexactas y perjudiciales de las Escrituras”.

 

El debate teológico más amplio

El documento, dado a conocer inicialmente por el diario The Times, se ha publicado en medio de un debate más amplio en el Reino Unido en torno al futuro de la liturgia de la Iglesia de Inglaterra, que ha anuciado cambios en los servicios religiosos para reconocer nuevas identidades a personas transgénero y bendecir uniones homosexuales. Muchos ya advierten en público del serio riesgo de que toda la Comunión Anglicana se parta en dos por los cambios adoptados en Canterbury.

En Europa, otras iglesias protestantes nacionales han discutido intensamente sobre esta cuestión en la última década. Muchas han optado por salidas teológicamente liberales, aplaudidas por medios y gobiernos.

También en iglesias evangélicas independientes de Europa (bautistas, carismáticos, denominaciones independientes...) se han dado conversaciones abiertas y honestas sobre homosexualidad y matrimonio, que han tensado la unidad. Sin embargo, una gran mayoría ha reafirmado su convicción de que lo que la Biblia en su conjunto enseña sobre sexualidad e identidad humana es bueno y merece ser predicado con claridad a la vez que gracia.

 

¿Por qué tanta sorpresa?

Entonces, ¿por qué la posición de las iglesias sobre sexualidad e identidad se convierte ahora en un tema tan controvertido? “Estas creencias están extraídas de la Biblia y han sido compartidas por los cristianos durante 2.000 años”, afirma la FIEC, una confraternidad de más de 600 iglesias evangélicas independientes del Reino Unido, una de las cuales aparece en la lista negra de Oxford. La FIEC es, de hecho, una de las pocas denominaciones cristianas que crece en un contexto nacional de declive. Enfatiza que sus congregaciones “no tienen nada que ocultar” en cuanto a su teología, añadiendo que “nuestras iglesias son totalmente seguras para cualquier persona interesada en investigar la fe cristiana (...) y para quienes deseen ayuda para vivir de acuerdo con las enseñanzas bíblicas, incluidos los miembros de la comunidad LGBT”.

St. Ebbe’s Church, una parroquia anglicana de Oxford de doctrina evangélica también está señalada con el peor ranking del informe de la LGBTQI+ Society. Preguntado por el diario The Church Times, su pastor, el autor y conferenciante Vaughan Roberts explica: “Afirmamos una ética cristiana tradicional en relación con el sexo y el género, pero procuramos ser muy cuidadosos en la forma de aplicarla pastoralmente”. En St. Ebbe's, prosigue Roberts, “acogemos a un amplio abanico de personas, incluidas las que se identifican como LGBT o atraídas por el mismo sexo”.

Pero el énfasis en la dignidad de todas las personas y la escucha activa no es suficiente. Aunque ni siquiera son una iglesia, también los estudiantes de la Oxford Inter Collegiate Christian Union (el Grupo Bíblico Universitario, asociación universitaria registrada en el campus) son tachados de “perjudiciales” en el informe. En sus eventos no todo el mundo es bienvenido, afirman sus compañeros de campus de la asociación LGTBQI+.

La pregunta es, de nuevo, ¿por qué este señalamiento público?

 

Nuevas “herejías”

A finales del siglo XX, las asociaciones LGBT salían a la calle en los países occidentales para exigir respeto y tolerancia hacia sus ideas y estilo de vida. Seguían siendo vistos como grupos marginales en la sociedad. Eran objeto de burla y desprecio, y tenían razón cuando pedían recibir un trato digno y respetuoso, como el de cualquier otro ciudadano.

Ahora, con la evolución narrativa de las políticas en Europa y el resto de Occidente, las temáticas SOGI (acrónimo de “Orientación Sexual e Identidad de Género”) no sólo están normalizadas en la plaza pública, sino que se han convertido en la vara de medir que decide qué ideas, ideologías o creencias merecen ser calificadas de “tolerantes” e “inclusivas” y cuáles promueven el odio.

Como enseña el caso de Oxford, hay iglesias cristianas que siendo reconocidas por su trabajo comunitario y cuidado integral de las personas son calificadas como “no seguras” y “homófobas” por el mero hecho de mantenerse fieles a una enseñanza que hace poco todo el mundo identificaba como ética sexual cristiana estándar.

¿Tiene sentido que grupos e individuos que sufrieron mucha discriminación en el pasado utilicen ahora su recién adquirida influencia sociopolítica para imponer su cosmovisión sobre otros? ¿Tiene sentido que colectivos sin relación con la religión le digan a las iglesias cómo interpretar la Biblia o qué predicar?

Varios casos en Europa que hemos contado en estas páginas muestran que la presión se ha trasladado de las redes sociales a las puertas de los templos (por ejemplo, en Australia, España o Suiza). Para una creciente mayoría social, aquellos que siguen considerando válidas las doctrinas cristianas históricas son una especie de nuevos “herejes”.

En palabras de la lista de Oxford, lo que la mayoría de cristianos en el mundo consideran fidelidad a la Biblia como Palabra de Dios debe ser definido ahora como “transfóbico”, “fundamentalista” y “abuso espiritual”.

 

¿Qué tipo de cristianismo sobrevivirá?

La última pregunta que provoca este caso quizás sea la más relevante. El interrogante de qué tipo de cristianismo prosperará en el futuro. Las tendencias ideológicas van y vienen, pero ¿qué predicarán las iglesias cristianas en 20 o 30 años?

Por el momento, los datos demuestran que las iglesias que crecen, tanto en el Reino Unido como en el resto del mundo, son las que siguen comprometidas con la autoridad de la Biblia para la doctrina y la vida diaria. A su alrededor, los grupos cristianos que absorben acríticamente las tendencias culturales del momento a costa de su doctrina ven como sus celebraciones se vacían.

El reto de Jesucristo a la iglesia recogido en el evangelio de Mateo es un llamado a “ir y hacer discípulos de todas las naciones, enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado” (Mateo 28:18-19). En base a ello, lo previsible es que muchos cristianos sigan presentando la buena noticia del Evangelio en su totalidad, sin importar la presión cultural del momento. Al fin y al cabo, la gran comisión termina con una promesa: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

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