Amarga Navidad en los vecinos países de Burkina Faso y Nigeria, donde nuevos ataques de terroristas islámicos han dejado cerca de 50 personas asesinadas.

Es la interminable historia de la región, donde las interpretaciones más violentas del islam están sembrando el terror y la muerte, especialmente entre cristianos, en un goteo casi constante de desolación.

Como sucede a menudo en las vecinas Nigeria y Burkina Faso, existe una verdadera ‘limpieza étnica’ de poblaciones cristianas e intentos de convertir los países de la zona en Estados islámicos con la sharía como ley fundamental

Tres ataques del terrorismo yihadista esta Navidad

En Burkina Faso el ataque yihadista ha dejado 35 civiles muertos en la ciudad fronteriza de Arbinda, antes de enfrentarse a tropas del Gobierno.

Por otro lado, la agencia Amaq del Estado Islámico informa hoy que otros tres cristianos, a los que hay que sumar los cuatro de hace unos días, han sido pasados por las armas en la frontera de Nigeria con Chad.

En la reivindicación, por parte de la “wilaya” (franquicia) de África occidental, se dice textualmente: “por la gracia de Alá Todopoderoso, los soldados del califato atacaron a tres incrédulos chadianos cerca de la ciudad de Kega, en la frontera artificial entre Nigeria y Chad, con ametralladoras, que llevaron a su destrucción, alabado sea Alá”. Después, aclaran que se trataba de tres cristianos

Hace unos días, la misma agencia informaba del asesinato de otros cuatro cristianos y un soldado del ejército nigeriano en las aldeas de Mungono y Ghajerm, en la región de Brno, en el noreste del país.

El ataque terrorista lo enmarcaban en la “batalla de venganza por el asesinato de los dos jeques gloriosos, el Comandante de los Fieles, Abu Bakr al-Qurashi al-Baghdadi y Abu al-Hasan al-Muhajir, que Dios Todopoderoso los acepte”.

Estos cabecillas yihadistas fueron abatidos en Siria, en una población cercana a la frontera con Turquía, en un acción de la Delta Force norteamericana. Desde entonces, Daesh ha incrementado su actividad criminal en la zona, mediante golpes de mano que no requieren la conquista de territorios, estrategia que es la nueva modalidad de terrorismo de los yihadistas.