Jóvenes se ahogaban, clamaron a Dios y apareció el yate “Amén”

Dos adolescentes estaban ahogándose a dos millas de la costa y comenzaron a orar. Uno de ellos en su desespero imploró a Dios en voz alta: “si en verdad tienes un plan para nosotros, por favor, ven”. En ese instante apareció un yate llamado ‘Amén’, comenzaron a agitar los brazos y fueron rescatados.

“Realmente creo que fue una intervención de Dios. Creo que fue milagroso”, dijo Eric Wagner, propietario de la embarcación, quien suministró los detalles de lo sucedido en su cuenta de Facebook y que se viralizó en las redes sociales recientemente.

Wagner afirmó que fue “el día más increíble”. Contó que estaba trasladando su bote “The Amen” de Delray, Florida, a Nueva Jersey en momentos en que había mucho viento y el mar estaba agitado.

“Cerca de 2 millas, por encima del [ruido] del viento, las olas y los motores, pensamos que escuchamos un grito desesperado, 200 metros detrás de nosotros, vimos un brazo sobre las olas. Troy comenzó el giro en U mientras Rich y yo corríamos hacia el arco con chalecos salvavidas y cuerdas (...) Después de lo que parecía una eternidad, finalmente nos abrimos paso mientras los perdíamos entre las olas. Luego les arrojamos los chalecos y una cuerda (...) Era una pareja de jóvenes de unos 18 años”, detalló.

Los jóvenes, identificados como Tyler Smith y Heather Brown por diversos medios, habían sido arrastrados por la resaca y habían estado en ese mar agitado más de 90 minutos solo con sus trajes de baño. Se encontraban demasiado débiles como para subir por sí mismos a la cubierta de la embarcación. Wagner y dos personas más que lo acompañaban ayudaron a la pareja.

“Ambos temblaban y palidecían, sus labios estaban blancos. Ella estaba lúcida, él parecía tener dificultades para responder a nuestras preguntas, pero coherente. Rich llamó por radio a la Guardia Costera, mientras que el resto de nosotros los cubrimos con mantas y tratamos de poner el bote en marcha para detener el balanceo”, dijo.

Smith le contó que no importaba en qué dirección nadaban, la corriente seguía alejándolos de la costa y cuando se encontraba exhausto y pensando que era el final, pidió ayuda de Dios.

“Luego aparecimos nosotros. Les dije el nombre de la nave y ahí fue cuando empezaron a llorar. 30 minutos más tarde nos reunimos con el barco de rescate para su transferencia. Habían recuperado el color y parecían estar bien, sin embargo, todavía temblaban. La joven pareja fue amable y agradecida con nosotros y con Dios. Fue este último [que ayudó] todo el tiempo”, aseguró Wagner.