Despedido por orar en el campo, un entrenador de fútbol recupera su trabajo

Inspirado por la película de fútbol americano “Enfrentando a los Gigantes”, Joe Kennedy, entrenador de fútbol americano, se arrodilló durante siete temporadas para orar en la línea de 50 yardas después de los partidos de su equipo.

No se imaginaba que por honrar a Dios acabaría enfrentando a sus propios gigantes.

"Me siento como si hubiera estado luchando contra un gigante durante años y años", dice Kennedy. "Y es un gigante tras otro".

El entrenador regresó a la línea de banda en la secundaria de Bremerton, estado de Washington, la semana pasada, cuando Bremerton High recibió a Mount Douglas Secondary School de Victoria, Columbia Británica, en su apertura de temporada.

Despedido en 2015 por negarse a cumplir con una orden del Distrito Escolar de Bremerton que indicaba que tenía que dejar de orar públicamente en el campo después de los partidos, Kennedy pasó siete años luchando en los tribunales para recuperar su trabajo y asegurarse de que los estadounidenses no tuvieran que ocultar su fe como condición para seguir empleados.

En rueda de prensa, Kennedy se presentó ante una multitud de medios de comunicación locales y nacionales con una camiseta azul en la que aparecía su silueta arrodillada entre las palabras impresas en amarillo "Ponte de rodillas y Ponte de pie". De la mano de su esposa Denise dijo: "Hemos luchado la buena batalla, y hemos terminado esta carrera, y hemos mantenido la fe todo el tiempo. Y ha merecido la pena al cien por cien".

Kennedy había perdido repetidamente en el sistema judicial antes de ganar finalmente su caso ante la Corte Suprema el año pasado.

"Íbamos 0-5 en el Super Bowl", dijo el abogado de Kennedy, Hiram Sasser, del First Liberty Institute, un bufete de abogados sin ánimo de lucro dedicado a defender la libertad religiosa.

Después de que Bremerton derrotara a Mount Douglas por 27-12 y que los jugadores y entrenadores de ambos equipos se dirigieran a sus respectivos vestuarios, Kennedy se dirigió al logotipo de la "B" amarilla y azul de Bremerton en el centro del campo. Al igual que había hecho habitualmente años atrás, se encaró al marcador y se arrodilló, inclinando la cabeza mientras oraba.

"Lo que se vio al final, él orando solo, fue por lo que tanto luchamos", dijo Sasser. "Habría que preguntarse: '¿Por qué hemos tenido que luchar durante siete años para llegar a esto? Pero, por la razón que fuera, tuvimos que hacerlo, y es estupendo poder cerrar el círculo y tener esa victoria en la Corte Suprema bajo el brazo y que ahora él pueda ejercer su derecho a orar”.