Una situación profundamente alarmante se ha desarrollado en Denver (Colorado), donde una cafetería de propiedad cristiana ha sido denunciada y sufre acoso por activistas LGBT y movimientos de izquierdas por la "postura bíblica de los propietarios sobre la ética sexual".

The Drip Café es un ministerio de cafeterías de propiedad cristiana en Denver, y se ha convertido en blanco de los manifestantes por su creencia de que la práctica homosexual es pecado.

The Drip Café abrió en el 869 de Santa Fe Drive, en la antigua casa de Joe Maxx Coffee, el pasado viernes 2 de junio. Los acosadores realizaron su primera manifestación durante ese First Friday Art Walk, un evento popular que atrae a miles cada mes; y desde entonces hacen manifestaciones periódicas.

Los partidarios LGBTQ+ se reúnen afuera del Drip Café, y protestan por lo que llaman la postura "anti-gay" de la cafetería cristiana. Acosan a clientes y llevan pancartas donde puede leerse, por ejemplo, que "Dios es una m*****" o que "Basta de dictadura cristiana".

El propietario -Jamie Sánchez- cree que los manifestantes han reaccionado así debido a la información que consta en el sitio web de la organización sin fines de lucro de la que depende la cafetería, Recycle God's Love, que ayuda a la población local sin hogar (en la que ayudan a personas del colectivo LGBT).

En concreto, en la web mencionan que el "estilo de vida homosexual es contrario a la Palabra de Dios y al propósito para la humanidad y es pecado", citando 1 Timoteo 1:10 y 1 Corintios 6:9 como justificación bíblica. A esto añaden que "esta organización ama a aquellos que viven tales estilos de vida" y "creemos que mostrar odio hacia las personas en estas comunidades no es la forma en que Jesús respondería. Por lo tanto, aunque no estemos de acuerdo con este estilo de vida, debemos mostrar amor".

Grupos LGBT e izquierdistas

"Nuestro objetivo es expulsarlos", dijo el manifestante pro LGBT Tyler Schillings, de 34 años. "Queremos que su negocio no exista, porque si tienen éxito, esto se extendería a otros lugares".

Según Chelsea Jacobs, manifestante que ha estado trabajando más de tres años con los grupos de izquierdas de Denver que apoyan estas manifestaciones, se trata de toda una campaña contra este café porque a su juicio “es intolerante, disfrazado como una organización benéfica de caridad. Es un café con fines de lucro, una fachada para una iglesia de derechas que está en contra de la comunidad queer".

En la página web de este grupo puede leerse que las iglesias cristianas son "incubadoras claves para la homofobia, la transfobia y la misoginia que sustentan el asalto actual a los derechos LGBT".