“Mi hijo, gritaba, pensaba que iba a morir”.

Mientras Kenia Ramírez compartía la historia de sobrevivencia de su familia, sus padres estaban a su lado, lágrimas de dolor resbalaban por sus mejillas. “No dejaba de decir: ‘Creo que debo decir mis últimas palabras’. Estaba muy conmocionado”.

“Nunca habíamos experimentado algo así”, dijo Kenia. Mientras el tornado arrasaba su vecindario esa tarde ella y su hijo de 13 años, Oscar, junto con los abuelos, se amontonaron en el baño, orando porque el terror terminara. “Trataba de protegerlos a todos, y temía que el viento nos iba a succionar y que todos desapareceríamos”.

Los últimos días han sido una pesadilla para la familia Ramírez, y a veces sienten que todavía batallan para despertar.

Sobrevivir a una terrible tormenta

Un tornado catastrófico cayó sobre el pequeño poblado de Perryton, Texas, dejándolo irreconocible. Más de 100 hogares se destruyeron completamente con cientos de otros seriamente dañados. Tres personas, trágicamente, perdieron la vida y el largo camino de recuperación apenas comienza.

Mientras las nubes negras se asomaban, las sirenas sonaron en la comunidad y advirtieron a los residentes que se resguardaran. Algunos se ocultaron en baños, debajo de colchones y muchos se prepararon para lo peor. “Pedí al Señor que nos protegiera”, dijo Berta, la mamá de Kenia. “Nos abrazábamos. Había tanto ruido…. Todo fue horrible”.

Mientras el abuelo Francisco trataba de compartir sus pensamientos, se ahogó en sus palabras, pues los recuerdos violentos regresaron. Puso su cabeza en el hombro de su hija y ella susurró: “Todavía está en shock”.

La ayuda física y espiritual

Para ayudar a traer ayuda física y la esperanza duradera de Jesucristo a una comunidad en gran necesidad, la organización humanitaria cristiana Samaritan’s Purse desplegó especialistas en desastres y un camión cargado de herramientas y equipo de ayuda a Perryton, justo después del tornado.

Colocamos nuestra base de operaciones en la iglesia Victory Family Church y un ejército de voluntarios se han movilizado en el país para servir y compartir el amor de Dios con los que han perdido todo.

“Sabemos que Dios nos ha guiado a este lugar, a este momento, para ministrar a esta comunidad quebrantada y doliente”, dijo Jodie Yoder, miembro del personal de Samaritan’s Purse. “Es evidente en las vidas que están siendo transformadas”.

Recordar la fidelidad de Dios

Después de lo que pareció una eternidad, los vientos finalmente se llevaron la tormenta y el caos cesó. La familia Ramírez había sobrevivido, pero su hogar de 27 años y casi todas sus pertenencias se destruyeron. ¿A dónde ir? ¿Cómo seguir adelante?

Para ayudarles a recuperarse, un grupo de voluntarios de Samaritan’s Purse con camisetas naranjas empezaron a buscar en los escombros y a parchar el techo de los Ramírez. A pesar de la destrucción, se sentía gratitud.

“Estoy contenta”, dijo Berta cuando compartió sobre el trabajo en su casa. “Contenta porque ustedes han venido a limpiar, y hacer que todo luzca mejor, y quitar la alfombra y poner la lona para que no escurra el agua. Estoy muy feliz que hayan venido porque los necesitamos. Gracias”.

Para la familia Ramírez, Samaritan’s Purse está asegurándose que la casa esté lista para cuando comiencen las renovaciones que necesitarán.