El consumo de alcohol se ha convertido en algo tan común en la sociedad, que a menudo es la persona que se abstiene la que recibe miradas de reojo y enfrenta preguntas de sus compañeros perplejos. No cabe duda de que el alcoholismo se ha convertido en una epidemia, con nuevos datos que revelan que las enfermedades hepáticas inducidas por el alcohol se dispararon durante la pandemia de COVID-19.

Entonces surge la pregunta, ¿cómo deben relacionarse los cristianos con el alcohol?

Robby Gallaty, autor y pastor principal de la iglesia Long Hollow de Hendersonville, Tennessee, abordó recientemente desde el púlpito la cuestión de si es prudente que los creyentes consuman alcohol.

Siendo él mismo un alcohólico que celebra 20 años de sobriedad, empleó estadísticas, análisis de expertos y las Escrituras para presentar su caso, poniendo fin a la sugerencia de que hay alguna diferencia entre estar borracho y “mareado”.

"No se puede estar lleno del Espíritu y ebrio al mismo tiempo", declaró el pastor, señalando después a dos policías de la congregación que, según él, darían fe de su afirmación de que no hay diferencia real entre una persona ebria y otra "mareada", porque ninguna de las dos está sobria.

Por supuesto, no faltará quien diga lo obvio: El primer milagro de Jesús fue convertir el agua en vino, como está escrito en Juan 2:1-11. Gallaty, sin embargo, ofreció algo de contexto.

La comparación histórica

Además de explicar que en los días del ministerio terrenal de Jesús era más seguro beber vino que agua, porque esta última a menudo estaba contaminada con bacterias, el pastor de Tennessee señaló una realidad asombrosa: el alcohol que se consume hoy en día es drásticamente más potente que el vino de los tiempos bíblicos.

Para exponer su punto de vista, Gallaty se refirió al trabajo de Charles Quarles, profesor investigador de Nuevo Testamento y teología bíblica en el Seminario Teológico Bautista del Sureste, que ha estudiado la composición del alcohol en el primer siglo.

"Un estudio cuidadoso de la Mishnah y los Talmuds [textos judíos] muestra que la tasa de dilución normal entre los judíos era de tres partes de agua por una de vino", escribió Quarles. "Es muy probable que ésta fuera también la tasa de dilución comúnmente aceptada entre los judíos de la época [del Nuevo Testamento]. Esta tasa de dilución reduce el contenido de alcohol del vino del Nuevo Testamento a 2,75 a 3,0 por ciento".

Gallaty utilizó esas cifras para comparar el vino de la época de Jesús con el alcohol que se consume en 2023:

El pastor fue cuidadoso al señalar que el consumo de alcohol no es, en sí mismo, un pecado y advirtió a los asistentes a la iglesia que siguieran sus propias convicciones. Pero advirtió que la línea entre lo que es prudente y lo que no lo es, cuando se trata de beber, es particularmente borrosa.

Las palabras de Pablo

Gallaty recurrió a las palabras del apóstol Pablo en Efesios 5:15-18, donde escribió: "Mirad, pues, cómo andáis, no como imprudentes, sino como prudentes, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. No seáis, pues, insensatos, sino comprended cuál es la voluntad del Señor. Y no os emborrachéis con vino, que lleva a vivir imprudentemente, sino sed llenos del Espíritu".

"En esencia", dijo el predicador, "esto es lo que está diciendo: Ten cuidado con cómo vives. Presta mucha atención a las cosas de tu vida que podrían hacerte descarriar. Permítanme hacerles una pregunta: ¿Cuántas personas aquí tienen un perro grande o mediano en un patio pequeño? ¿Alguien tiene dos perros en un patio pequeño? ¿Alguien lo bastante osado o loco -como nosotros en su día- como para tener tres perros en un patio trasero?"

Y continuó: "¿Alguna vez caminas por la noche, a oscuras, descalzo? Jamás. ¿Por qué? Porque puedes pisar algo de lo que te arrepientas. Así que, si no caminas en la oscuridad en el patio trasero en una zona de césped a causa de los perros, entonces lo que está diciendo es que no te atrevas a caminar por este mundo como personas imprudentes, sin tener en cuenta cómo estás viviendo."

"Lo que está diciendo es que vigiles cómo vives para asegurarte de que no tropieces con algo que pueda causar daño", añadió Gallaty.

A continuación, explicó que, en su opinión, hay muy pocas circunstancias en las que alguien beba sin el propósito expreso de emborracharse o "marearse", lo cual, como no tardó en argumentar, es pecaminoso.

Para exponer su punto de vista, Gallaty citó en broma -aunque conmovedoramente- al rockero Ozzy Osbourne, quien dijo una vez: "La gente no bebe porque le guste beber; bebe para cambiar. La mayoría bebe para emborracharse".

Aunque la sobriedad es sin duda un objetivo que merece la pena, el pastor declaró en última instancia que es totalmente insuficiente sin Jesús. Utilizando la historia de su propia vida, Gallaty dijo que utilizó el alcohol para "ahogar" sus propios problemas sólo para encontrarlos mirándole fijamente cuando salió de su estupor.

"Para algunos de ustedes, beber se ha convertido en un mecanismo de supervivencia para olvidar momentáneamente sus problemas, tristemente, sólo para despertarse más tarde y descubrir que siguen ahí", dijo. "Es más fácil amortiguar el dolor en el presente con alcohol porque parece más sencillo. Pero el problema es que surgirán más adelante en la vida".

En última instancia, Gallaty explicó que tuvo que pasar dos veces por rehabilitación porque al principio intentó encontrar la sobriedad y la plenitud "sin Cristo, por eso le digo a la gente que la sobriedad sin Jesús es siempre un callejón sin salida."