Más de 400 internos de la prisión John H. Lilley, en Boley, Oklahoma, tomaron la decisión de seguir a Jesucristo en una jornada evangelística organizada por Victory Christian Center.

La actividad marcó un precedente en el sistema penitenciario al proporcionar asistencia espiritual y acompañamiento comunitario. "Muchos de estos hombres están marcados por la desesperanza. Queríamos recordarles que no están olvidados y que la gracia de Dios alcanza incluso detrás de los muros", comentó el pastor Paul Daugherty, quien líder esta jornada.

El evento fue al aire libre, en el patio central del penal y según medios estadounidenses, congregó a 751 internos que participaron de un servicio lleno de música y oración. Al final del encuentro, 41 reclusos fueron bautizados en un acto público de fe.

Daugherty recorrió el campo de la prisión abrazando a los internos, orando por ellos y predicando sobre el poder transformador del Evangelio. Sentí que Dios me recordaba: "La cosecha es grande, pero los obreros son pocos", relató  al ver a los presos salir de sus celdas.

En total, un equipo de 32 voluntarios distribuyó más de 1.000 comidas, 700 Biblias y 1.300 libros de estudio bíblico.

 

 

 

 

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Apoyo institucional

La actividad se realizó en coordinación con el Departamento de Correccional de Oklahoma como parte de una estrategia de alcance espiritual y emocional para las personas privadas de libertad. El estado ha capacitado recientemente a más de 100 voluntarios para replicar este tipo de acciones en otras prisiones del territorio.

Funcionarios como Brian Bobek, director de operaciones estatales, y el gobernador Kevin Stitt reconocieron el potencial restaurador del evento.

Durante la jornada, varios internos compartieron sus historias. Uno de ellos, que había asistido a la iglesia del padre de Daugherty antes de ser encarcelado, se reencontró con la fe tras años de alejamiento.

El pastor que lideró la actividad confirmó que este es solo el comienzo de una serie de iniciativas similares en otras prisiones del estado. "Nos están pidiendo que volvamos. Hay un despertar espiritual en marcha. Jesús sigue siendo la respuesta que puede sanar corazones, restaurar dignidad y traer paz, incluso en la prisión", declaró.