Un nuevo estudio desafía la afirmación repetida entre los activistas trans de que, a menos que los niños que sufren de disforia de género reciban bloqueadores de la pubertad y busquen una transición química de género, es probable que mueran por suicidio.

En un informe publicado a mediados del mes pasado por Jay Greene de la Fundación Heritage, investigador principal del Centro de Políticas Educativas, el académico explicó que, contrariamente a las afirmaciones de la administración Biden y los activistas LGBT de que la denominada atención para la "afirmación de género" es necesaria para los jóvenes que se identifican como trans y que previene el suicidio. En realidad recetar hormonas del sexo opuesto a niños y adolescentes sin el consentimiento de sus padres aumenta las tasas de suicidio.

El análisis empírico de Greene encontró que en los estados donde era más fácil para los jóvenes acceder a lo que eufemísticamente se denomina cuidado de afirmación de género, hubo un aumento en los suicidios en relación con los estados donde es más difícil acceder a tales tratamientos experimentales, encontrando un aumento del 14 % en suicidios de adolescentes y jóvenes.

Hablando en una presentación el martes en la Fundación Heritage, Greene explicó que la investigación existente sobre las tasas de suicidio juvenil entre aquellos que sufren de confusión de género es escasa, metodológicamente defectuosa y ha llevado a que se impongan suposiciones falsas a los padres a quienes se les dice que sus hijos morirán si no son castrados químicamente ni sus cuerpos mutilados.

Ginny Gentles, directora del Centro de Libertad Educativa en el Foro de Mujeres Independientes, compartió cómo los padres son inducidos al miedo de que sus hijos están obligados a "suicidarse" a menos que se sometan a una prueba cruzada experimental. Hizo hincapié en que las afirmaciones de los activistas transgénero pierden fuerza una vez que los padres comienzan a aprender más sobre lo que ha estado sucediendo en la cultura.

A esto se añade que las políticas en las escuelas y en otras partes refuerzan la confusión de la identidad sexual de sus hijos.

Agregó que cuando los padres comienzan a indagar en este tema y comienzan a ver que existen caminos alternativos para ayudar a sus hijos con confusión de género y problemas de salud mental subyacentes que a menudo acompañan la adopción de una identidad trans (como la depresión o el trastorno del espectro autista) encuentran vías alternativas para hacer frente a las afirmaciones que inducen al miedo.

“Lo que he notado es que los padres pasan tal vez el primer año, cuando su hijo está aceptando esta identidad, simplemente petrificados, realmente asustados. Y luego cambian a la indignación. Porque a medida que miran a su alrededor, a medida que aprenden más, se dan cuenta de que esto es un contagio social”, dijo.

La nueva investigación se produce en medio de una cantidad considerable de cambios en la política administrativa federal respaldados por la Casa Blanca, incluidas las órdenes ejecutivas que han redefinido el "sexo" para incluir el concepto nebuloso de "identidad de género". La Casa Blanca ha criticado los esfuerzos a nivel estatal, específicamente la reciente medida de Alabama para prohibir la transposición hormonal y quirúrgica de los jóvenes, insistiendo en que los bloqueadores de la pubertad y las hormonas opuestas constituyen "atención médicamente necesaria que salva vidas".

Los datos del estudio

En el estudio de Greene se compararon las tasas anuales de suicidio juvenil en los estados que permiten que los menores accedan a las drogas de género experimentales sin el consentimiento de los padres con los estados que no lo permiten. Los resultados no mostraron diferencias en esas tasas entre estos dos grupos de estados durante más de 10 años antes de 2010, cuando comenzó el uso de bloqueadores de la pubertad y hormonas sexuales cruzadas.

“Alrededor de ese tiempo, surge una diferencia en las tasas de suicidio y la brecha se acelera después de 2015, cuando los tratamientos de sexo cruzado se vuelven más comunes”, dijo.

“Hay un aumento del 14% en las tasas de suicidio entre los jóvenes para 2020 en los estados que tienen una disposición que permite a los menores acceder a la atención sin el consentimiento de los padres en relación con los estados que no la tienen. El acceso más fácil a los bloqueadores de la pubertad y las hormonas del sexo opuesto por parte de los menores en realidad exacerbó las tasas de suicidio”.

El académico señaló que la investigación citada por grupos de activistas transgénero para promover sus afirmaciones es defectuosa de varias maneras. “A pesar de lo que los activistas de izquierda puedan decirnos, la ciencia no demuestra que los bloqueadores de la pubertad y las hormonas del sexo cruzado sean necesarios para prevenir los suicidios. De hecho, en todo caso, demuestra lo contrario”, subrayó Greene.