EEUU pide liberación inmediata del pastor chino Wang Yi

La administración Trump pidió al gobierno chino que libere al pastor de una megaiglesia que fue sentenciado a nueve años de prisión simplemente por predicar el evangelio.

Wang Yi, pastor fundador de la iglesia Primera Lluvia en Chengdu, provincia de Sichuan, fue declarado culpable de los cargos de “incitar a la subversión del poder estatal” y “operar ilegalmente un negocio”, según informó el periódico The Guardian.

El pastor Yi fue detenido en diciembre de 2018 junto con varios otros líderes de la influyente iglesia protestante de 5.000 miembros. Aunque los otros han sido liberados, Wang Yi, quien personalmente ha pedido al presidente Xi Jinping que “se arrepienta de sus pecados”, ha sido castigado severamente por el estado chino.

Ahora, la administración Trump está pidiendo que sea liberado con efecto inmediato.

“Estamos alarmados de que el pastor Wang Yi... haya sido juzgado en secreto y sentenciado a nueve años de prisión por su defensa pacífica de la libertad religiosa. Hacemos un llamado para su liberación inmediata e incondicional”, dijo el portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Morgan Ortagus en un comunicado.

Ortagus agregó que este era “otro ejemplo más de la intensificación de la represión de los cristianos chinos y miembros de otros grupos religiosos por parte de Beijing” e instó a China “a cumplir sus compromisos y promesas internacionales en su propia constitución para promover la libertad religiosa para todos”.

El Secretario de Estado, Mike Pompeo, un defensor de la libertad religiosa en todo el mundo, tuiteó un llamado personal para que el Pastor Yi sea liberado.

“Me alarma que el pastor Wang Yi, líder de la iglesia Primera Lluvia de Chengdu, fue juzgado en secreto y sentenciado a nueve años de prisión por cargos falsos. Beijing debe liberarlo y poner fin a la represión cada vez más intensa de los cristianos y los miembros de todos los demás grupos religiosos”, escribió.

China es uno de los países más opresores del mundo para los cristianos, el gobierno emprende una campaña nacional contra la fe, demoliendo iglesias “no registradas” y arrestando regularmente a los líderes de las iglesias. Increíblemente, a pesar de la implacable opresión, la iglesia clandestina está en crecimiento: según el grupo de defensa contra la persecución religiosa, Puertas Abiertas, el estado comunista actualmente alberga a casi 100 millones de creyentes.