La ciudad de Corinto

Una somera descripción histórica expresa que “los corintios fueron consumados ingenieros navales. Entre los buques que idearon se cuentan el pentekóntoros, una veloz nave de guerra, y la trirreme, que no tardó en ser copiada por otras ciudades dedicadas al comercio”.

Corinto, con el apoyo de su flota de guerra, se convirtió en una floreciente potencia extranjera y fundó un gran número de colonias, sobre las que ejerció un control hegemónico. No obstante, algunos de esos asentamientos se levantaron en armas.

El régimen oligárquico de los Baquíadas fue desplazado en el siglo VII AC por la tiranía de los Cipsélidas, bajo la cual la ciudad alcanzó su apogeo económico.

Por su parte el Diccionario de la Biblia de Jerusalén con respecto a Corinto la define como “una ciudad situada en un istmo, un lugar estratégico que le permitía beneficiarse del comercio entre Grecia continental y el Peloponeso; contaba además con un carril para el que eran arrastrados los barcos desde el mar Adriático al Egeo para evitar del peligro de tormentas. Fue el emperador Nerón quién inició en el año 76 EC la construcción de un canal que fue completado finalmente en 1892”.

La ciudad había sido destruida por los romanos en el 146 AEC, pero fue refundada por Julio César para los veteranos de su ejército en el 44 AEC, y el latín se usaba de forma generalizada, aún cuando la mayoría de los ciudadanos en tiempo de Pablo hablaban griego.

La ciudad era famosa por sus orgías sexuales, y se jactaba de su templo de Afrodita, la “diosa del amor”. Las excavaciones también han descubierto una sinagoga judía y algunas viviendas del tipo de las que debieron de albergar las reuniones de los cristianos.

Éstas muestran que la habitación principal no era grande, y si ésta la ocupaban los miembros más ociosos y acomodados, que llegaban pronto, sus esclavos y empleados debían quedar relegados a habitaciones más pequeñas, lo cual provocó el descontento que cabía esperar.

Una inscripción menciona el nombre de Erasto, el edil, funcionario del ayuntamiento, y tal vez sea este el hombre que envía saludos a Roma en la carta de Pablo a los Romanos (Rm 16,23), que fue enviada desde Corinto.

Corinto para los cristianos es conocida por las dos cartas del apóstol Pablo dirigidas a los creyentes de dicha ciudad donde nos enteramos de muchos particulares relativos a las cuestiones que afectaban a la iglesia allí asentada.

Pablo llega a Corinto desde Atenas hacía finales del año 49 EC, aproximadamente a la vez que Áquila y Priscila y allí convirtió a Crispo, el jefe de la sinagoga, y permaneció en la ciudad  durante unos dieciocho años.

Se infiere que una acusación contra Pablo presentada por los judíos fue desestimada por Galión, según el libro de los Hechos de los apóstoles.

Como la iglesia estaba dividida Pablo respondió en 1ª Corintios, aunque envió a Timoteo antes de terminarla. La carta aborda las cuestiones acerca de las relaciones sexuales (1 Co 7), la carne sacrificada a los ídolos (8,10), el culto (11,14) y la resurrección de los muertos. Y finalmente les invita a contribuir a su colecta a favor de Jerusalén.

Y, muy importante, les pide a los corintios que no se contenten con “una sabiduría meramente humana”, exponiendo una teología de la cruz.

Es recomendable una lectura detallada de ambas cartas para entender particulares sobre esta renombrada ciudad griega.