La crisis en Venezuela demanda fe
Ante la difícil situación nacional ¿acaso ha perdido Dios el control del país?
11 DE AGOSTO DE 2024 · 08:00

Miedo, incertidumbre, inseguridad, desconfianza, rabia, desilusión, son algunos de los sentimientos que se notan a flor de piel entre los venezolanos, tanto dentro como fuera del país. Nadie piensa jamás que los procesos llamados a normar la vida democrática de una nación para generar paz y confianza, terminen precisamente generando lo contrario. Así está Venezuela actualmente. Así se siente hoy la inmensa mayoría de su población.
Dios, por medio de su Santo Espíritu nos imparte fe para que estemos por encima de las crisis y las circunstancias adversas, para que no nos desenfoquemos, ya que pase lo que pase el Señor tiene la última palabra y Él jamás permitirá que seamos probados más allá de lo que podamos soportar, sino que nos dará con la prueba la salida, para que podamos soportar (1ª Corintios 10:13).
Por medio de la fe recibimos la gracia de Cristo, somos salvos y equipados espiritualmente para vivir mirando más allá de las vicisitudes del momento, en plena certidumbre de que Dios hará más de lo que pedimos o esperamos. A partir de nuestro primer gran paso de fe, estamos llamados a andar siempre por fe, pero no la fe del mundo ni la fe en nosotros mismos ni en ningún humano, sino la fe en Aquel que es el autor y consumador de la fe: Jesucristo.
La Biblia enseña en el gran capítulo de la fe, en Hebreos 11, que «la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella recibieron aprobación los antiguos» (vs. 1-2). Debemos tener la seguridad de aquello que creemos y esperamos para poder recibirlo de parte del Señor. Se nos llama a esperar con fe aquello por lo cual estamos orando, pero también necesitamos esperar con fe en medio de esta crisis nacional, de que Dios nos guardará y nos dará aquello que esperamos conforme a su voluntad, haciendo justicia y sacando todo a la luz para que los planes del diablo contra Venezuela sean erradicados y destruidos por el poder de Dios.
¿Acaso dejaremos de alcanzar el propósito divino por el hecho de vivir una difícil situación nacional? ¿Ha perdido Dios el control del país? El apóstol Pablo nos recuerda que «por fe andamos, no por vista» (2ª Corintios 5:7), nuestra relación con Dios está fundamentada sobre la fe, así que, aunque veamos lo que veamos y suceda lo que suceda, no significa que no alcanzaremos finalmente lo que el Señor declaró que lograremos como nación. No importa que usted no lo pueda ver hoy, créalo y pronto lo verá hecho, en el nombre de Jesús.
«Sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que lo buscan» (Hebreos 11:6), aunque estemos en aprietos no debemos dejar de creer, el Señor es fiel y no miente; esto pasará y saldremos más fortalecidos espiritualmente para lograr en menor tiempo aquello que Él nos ha dicho y hemos creído.
A fin de cuentas, la recompensa divina llega al final del proceso, si esperamos con fe, ya que sin ella Dios no se agradará de nosotros; significa que aquello que nos dijo se dará y disfrutaremos muy pronto de la Nueva Venezuela.
Por eso debemos mantener siempre la fe en Él, sin vacilar.
En Hebreos 11:2, leemos que por la fe «recibieron aprobación de Dios los antiguos», ellos vivieron vidas duras y sufridas por causa de su fe en Dios, y eso les hizo alcanzar la aprobación del Señor, porque en todo momento supieron confiar y esperar en Él a pesar de las diversas adversidades que les tocó vivir. Finalmente, el Señor les dio la victoria y recibirán su galardón en la eternidad.
Si esperamos que el Padre celestial trabaje de acuerdo con nuestro cronograma o como a nosotros nos parece, es probable que nos desilusionemos. Las personas mencionadas en la carta a los Hebreos tuvieron que esperar muchos años para ver lo prometido; aunque con el caso de Venezuela no será tan prolongado, no podemos utilizar una promesa y asumir que tendremos al instante lo que deseamos.
Esta crisis nacional sacará lo mejor de aquellos que se mantengan en fe, creyendo fielmente en las promesas de Dios, a pesar de las dificultades que nos ha tocado vivir:
- Si no tiene ingresos fijos y la escasez está golpeando a tu familia, cree que Dios es quien suple y nunca abandona a sus hijos.
- Si tiene temor a lo que pueda suceder mañana con usted y su familia, tenga la fe, el Señor es nuestro guardador y sanador.
- Si su empresa o la empresa que le emplea está cerrada o por cerrar, confíe que reabrirá y Dios la bendecirá de manera sobrenatural.
Jamás dude de la fidelidad de Dios, pues dice la Biblia que «todo lo que no proviene de fe es pecado» (Romanos 14:23b) y el Señor no se agrada de quien peca, sino de aquellos que confían plenamente en Él a pesar de las contingencias y adversidades, las cuales Dios no ignora, más bien las usa para nuestra bendición. Ande por fe y no por vista, pues tal vez lo que está viendo y viviendo en estos momentos puede amenazar su fe, crea en el Padre celestial como cree un niño, con la confianza de que su padre le cuida y le suple; los niños nunca se preocupan, siempre confían. Y Jesús dijo que «si no somos como niños no entraríamos en el reino de los cielos».
Siga leyendo la Biblia, continúe orando al Señor con fe, siga esperando con fe en las promesas de Dios. «El que pone atención a la palabra hallará el bien, y el que confía en el Señor es bienaventurado» (Proverbios 16:20). Mientras más difícil se ponga la situación en Venezuela mayor será el milagro que veremos, porque Dios así lo promete a quienes esperan en Él con fe.
De Jesucristo viene nuestra fe y Él es quien la perfecciona, si usted no le ha recibido en su vida como su Señor y Salvador, abra su mente y corazón en estos momentos y crea que Él tiene el pleno control no sólo de Venezuela, sino de su vida y la de los suyos.
Le invito a orar de la siguiente manera:
«Padre nuestro que estás en los cielos, en el nombre de Jesús reconozco que he pecado contra ti, me arrepiento y te pido que me limpies con tu sangre bendita derramada en la cruz por amor a mí; creo en ti y te recibo en mi corazón como mi único Señor y Salvador, lléname con tu Espíritu Santo. Gracias te doy Padre, por Jesucristo. Amén».
Ahora le invito a buscar una iglesia cercana a su casa donde se predique abiertamente la Biblia y se adore a Dios, manifestado como Padre, Hijo y Espíritu Santo...
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - La crisis en Venezuela demanda fe