Antigua y Barbuda muestra el dilema futuro de la OEA

La OEA tiene una elección crucial: convertirse en bastión de la democracia y la soberanía de los pueblos, o seguir siendo usada por ideologías alejadas de su misión original.

    04 DE JULIO DE 2025 · 08:00

    Inaguración de la 55 asamblea general de la OEA,OEA, Antigua Barbuda
    Inaguración de la 55 asamblea general de la OEA

    La 55ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Antigua y Barbuda dejó algo en claro: el futuro de la organización está en juego.

    Tres hechos marcaron la reunión y expusieron las grietas profundas en la región:

    El primero, que EE. UU. exige resultados reales: Christopher Landau, vicesecretario de Estado, fue contundente. Washington evalúa si vale la pena seguir sosteniendo una organización que absorbe la mitad de su presupuesto, pero que fracasa frente a dictaduras como las de Venezuela o crisis como la de Haití.

    Su mensaje fue firme: “Rechacemos los regímenes autoritarios y afirmemos nuestro derecho soberano a defender nuestras fronteras y fortalecer esta organización con hechos, no solo con discursos.”

    El segundo, que más países se plantan ante el autoritarismo ideológico: Lo que comenzó tímidamente con Argentina, Paraguay y Perú, se consolidó este año con Panamá y Estados Unidos.

    Aunque no se aprobaron resoluciones polémicas en temas como salud mental o Haití surgieron múltiples notas al pie que demuestran una creciente resistencia a la imposición de la ideología de género y la agenda woke.

    Y por último, y no menos importante, la batalla por los derechos humanos sigue abierta.

    Aunque hubo avances como la incorporación una voz comprometida con la vida y la libertad dentro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), sigue sin haber una mayoría conservadora que garantice un verdadero giro en la defensa de los derechos fundamentales.

    La batalla continuará desde dentro, porque la gran pregunta sigue siendo la misma: ¿cómo puede la OEA defender los derechos humanos si ni siquiera logra acordar qué es un ser humano, qué es una mujer o qué significa la libertad?

    Hoy la OEA está ante una elección crucial. O se convierte en un verdadero bastión de la democracia y la soberanía de los pueblos, o seguirá siendo utilizada como herramienta de ideologías que la alejan de su misión original.

    No podemos dejar nuestro continente en manos de organismos que dudan en defender lo más básico: la vida, la familia y la libertad.

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