Avivamiento: cuando el cielo toca la tierra

Reconozco que a este tema siempre le rodea algo misterioso, extraño y difícil de explicar.

Protestante Digital · 02 DE MAYO DE 2023 · 08:00

La Universidad de Asbury vivió un tiempo especial en febrero de 2023,Universidad de Asbury, avivamiento EEUU
La Universidad de Asbury vivió un tiempo especial en febrero de 2023

"No entiendo a los cristianos que no se entusiasman con la idea de un avivamiento”. Esta frase se le atribuye al Dr. Martin Lloyd-Jones. El predicador galés dedicaba en el año 1959 dos docenas de mensajes radiofónicos al tema, para conmemorar el centésimo aniversario del avivamiento en su tierra. Los mensajes luego se publicaron en su conocido libro “Revival” (avivamiento)1.

Y efectivamente: creo que todos los creyentes deberían estar de acuerdo en dar importancia al tema, de la misma manera que todos deberían valorar la oración, la lectura de la Biblia y las reuniones de su iglesia, para nombrar solo algunos temas importantes. Yo por lo menos no conozco ningún cristiano que no estuviera de acuerdo con la frase de Lloyd-Jones.

Pero al mismo tiempo, reconozco que a este tema siempre se le rodea algo misterioso, extraño y difícil de explicar.

Seguramente por esta razón, la noticia de un “avivamiento” siempre encuentra su camino en las portadas de las publicaciones evangélicas. Así también pasó con el último episodio que tiene que ver con el tema: lo ocurrido en la universidad de Asbury en Estados Unidos. El 16 de febrero de este año se podía leer en los medios cristianos: Hace ocho días, parecía una jornada habitual en la Universidad de Asbury, en Kentucky, Estados Unidos. Como cada mañana de miércoles, la capilla acogía el culto semanal. Esa reunión, sin embargo, no terminó en su hora planeada. De hecho, todavía no ha terminado cuando escribimos estas líneas. Desde entonces, miles de personas se han acercado hasta la capilla de Asbury para participar en lo que muchos están definiendo como un “avivamiento”. En tiempos de redes sociales, pronto se ha convertido en uno de los temas más comentados entre cristianos que siguen con curiosidad, y también con emoción, lo que está ocurriendo en esta universidad.2

Aún no quiero valorar aquellos acontecimientos. Antes me gustaría indagar un poco más en los aspectos teológicos e históricos del tema. Por eso, en las próximas semanas quiero aportar mi grano de arena para facilitar una sencilla “teología del avivamiento”. Dejaré al criterio de mis estimados lectores si el resultado cumple lo prometido.

Pero antes de entrar en la materia surge una pregunta que es evidente: ¿por qué escribir sobre este tema?

La razón es bien sencilla: porque me parece que se trata de uno de los temas más importantes y al mismo tiempo menos tratados en el mundo teológico evangélico actual.

El diccionario de la RAE lo define “avivamiento” simplemente como “acción o efecto de avivar”. Por definición se avive algo que está muerto, apagado o debilitado. Y allí está la madre del cordero.

De cierta manera, el tema tiene que ver con el estado actual del mundo protestante. Por un lado, tenemos sobre todo en los países históricamente protestantes una serie de denominaciones tradicionales que han salido a lo largo de los últimos cinco siglos de la rama que tiene su origen en la Reforma. No vamos a engañarnos: muchas de estas iglesias sufren en gran parte de una parálisis espiritual que se manifiesta en un simple hecho: su membresía se deshace más rápido que un cubo de hielo bajo el sol de verano. Pero no solamente esto. De las iglesias luteranas del centro de Europa, por ejemplo, acuden los domingos tan solo entre un 3 a 5 % de la membresía que aún queda a los cultos correspondientes. No es raro en un domingo cualquiera encontrarse en una catedral evangélica con apenas una veintena de personas presentes.

Este tipo de iglesias -y por cierto: de todas las denominaciones- se suele caracterizar por sus cultos rutinarios y una liturgia que pocos entienden. La falta de pasión de los presentes -pastores incluidos- es evidente y el ambiente tan frío que da la sensación de que uno podría patinar sobre hielo en el pasillo central. A eso añadimos las predicaciones que aburren soberanamente, porque hablan de temas irrelevantes nutridos por un liberalismo teológico que ha reducido el cristianismo a la fórmula: “sed amables los unos con los otros y salvad el clima”.

La razón del cansancio que se apodera de los asistentes es sencilla: todas las soluciones que el predicador de turno ofrece han sido propuestas antes por organizaciones seculares y partidos políticos. Expresión magistral de este tipo de cristianismo que sufre de esclerosis múltiple es la decisión de la facultad teológica de Helsinki -luterana- de otorgar el doctorado honorífico de teología precisamente a la estrella pop del ejército de salvación del clima, Greta Thunberg, una muchacha que de teología sabe tanto como una cobaya de flamenco.3 Es decir: en los países clásicos protestantes prevalece un cristianismo que aún se cree relevante, pero que espiritualmente y sociológicamente es un cero a la izquierda y ha sobrevivido hasta aquí gracias a las suculentas aportaciones económicas estatales.

Sin embargo, existe la otra cara del protestantismo: los evangélicos particularmente en América Latina, África y algunas partes de Asia que se caracterizan por un crecimiento numérico impresionante, un entusiasmo contagioso y cultos que a veces reúnen en una iglesia más gente que todos los asistentes de una iglesia luterana alemana en un estado federal entero. Pero también hay que constatar: lo que se nos vende a veces como un gran “movimiento del Espíritu” o un “tremendo avivamiento” se caracteriza sobre todo por su emocionalismo, su superficialidad teológica y un sectarismo que asusta. No hace falta reproducir muestras del fenómeno porque ha sido bien documentado en esta publicación y en otras.

Un acercamiento al tema se dificulta además por otra razón. Las teologías sistemáticas y libros de texto de nuestros seminarios no suelen dedicar ni una palabra al tema, ni siquiera en los apartados que versan sobre la pneumatología, la doctrina del Espíritu Santo. Una notable excepción es Jonathan Edwards que no solamente fue un protagonista del el Gran Avivamiento de la mitad del siglo XVIII en la costa este de lo que hoy es EE. UU., sino que además dedicó muchas reflexiones fundamentales a este tema.4 Y esto es doblemente interesante porque al igual que Martin Lloyd-Jones, Edwards fue profundamente influenciado por la teología puritana, de raíces calvinistas, por cierto. Pero claro, desde entonces han pasado casi 300 años.

Hoy en día, los avivamientos se asocian más bien con un individualismo extremo, un evangelio antropocéntrico y predicadores que tocan las emociones de sus audiencias como un músico tocando las teclas de su piano. Esta es la razón, porque muchos creyentes sospechan del tema de entrada, aunque teóricamente afirman la necesidad de un avivamiento.

Por esta razón, muchos de los que aprecian a Jonathan Edwards, George Whitefield y otros predicadores de avivamientos pasados, casi invariablemente descartan los avivamientos posteriores en Estados Unidos y otros lugares del mundo como caldos de cultivo de un activismo humano, herejías, cultos de personalidad y exageración emocional.

Para terminar esta introducción al tema, quiero hacer simplemente unas breves reflexiones.

1. En el pasado no faltaban personas que analizaron los avivamientos teológicamente. Puede sorprendernos, pero a partir del año 1740 y durante unos 100 años, las mentes más brillantes del mundo protestante reflexionaron seriamente sobre el tema del avivamiento y algunos temas relacionados. Se abordaban temas como los siguientes: ¿qué significa una conversión a Cristo? ¿Cómo se debe predicar el evangelio? ¿Cómo se manifiesta la soteriología en la práctica?

2. Algunos críticos del avivamiento creen que es ajeno a la esencia del protestantismo y que los protestantes, a través de su participación en estos movimientos se desviaron hacia el fanatismo religioso. Y es cierto que los despertares, esos grandes avivamientos de los siglos XVIII y XIX en América, llevaban en algunos casos a movimientos doctrinalmente dudosos. Pero la idea de que los avivamientos hayan facilitado una deformación del espíritu del protestantismo es un error histórico.

3. Para que tengamos algunos datos teológicos e históricos presentes, aquí vienen algunas preguntas a las cuales buscaremos respuestas en las próximas semanas:

  • ¿Qué es exactamente un avivamiento?

  • ¿Qué ejemplos bíblicos de un avivamiento tenemos?

  • ¿Qué conclusiones y ayudas encontramos en las obras de Jonathan Edwards en cuanto al tema?

  • ¿Cuáles son las características de un avivamiento?

  • ¿Hay condiciones que favorecen a un avivamiento?

Además, vamos a tener que examinar la relación entre la psicología de masas y un avivamiento. Para eso será necesario conocer algunos ejemplos históricos.

Y nos tendremos que hacer una pregunta final, muy concreta: ¿Viviremos algún día un avivamiento en nuestro país?

Esta última pregunta me parece particularmente interesante, entre otras cosas porque no me gusta pasar frío en un culto.

 

Notas

1 Martyn Lloyd-Jones: Revival, Crossway (1987)

2 https://protestantedigital.com/internacional/66091/avivamiento-en-asbury-el-culto-no-cesa-en-la-universidad

3 https://www.msn.com/en-us/news/us/greta-thunberg-to-receive-honorary-degree-from-theology-faculty-at-finnish-university/ar-AA18WVRo

4 Por ejemplo: Thoughts on the revival of religion in New England, en: The Works of Jonathan Edwards, vol. 1, pp. 365 ss.

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