Niños ‘pornonativos’ de diez años
Con el "boom" de los móviles la pornografía es la principal forma de “educación sexual" en Occidente para niños y adolescentes.
El País · MADRID · 26 DE JUNIO DE 2018 · 23:00

Los expertos -sexólogos, educadores, psicólogos, sociólogos- señalan el año 2000 como el principio de la debacle, que la pornografía se haya convertido «en la educación sexual del siglo XXI».
Así lo piensa el asturiano Iván Rotella, miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (EAPS) y educador sexual en las aulas desde hace dos décadas.
«Hasta entonces (el año 2000…) los adolescentes entendían que el porno era como Spiderman, una ficción, pero con la generalización de los móviles el consumo de pornografía ha descendido hasta los 10 años. El smartphone es, a veces, hasta el regalo de comunión».
Por su parte la estadounidense Gail Dines, profesora de Sociología en el Wheelock College de Boston y activista frente a la oleada pornográfica se expresa exactamente igual: «La pornografía es mainstream desde alrededor del año 2000 y se ha convertido en la principal forma de “educación” sexual en Occidente. Muchos varones se exponen al porno por primera vez a los 11 años, bien sea intencionadamente o por accidente, y el resultado es una generación susceptible de pensar que el sexo es como la pornografía representa».
Así el acto más íntimo de la Humanidad se convirtió en parte de la cosa pública, en mayores y en pequeños.
“PORNONATIVOS”
«No conocen su cuerpo pero se exhiben», advierte la psicóloga infanto-juvenil Patricia Díaz Seoane, que habla de «niños y niñas que, tras ver pornografía, tienen actitudes poco adecuadas para su edad, pues se exponen a cosas que su pensamiento no puede procesar y se genera una actitud o un modelo de relación inadecuado, o unos aprendizajes incorrectos o quizá un modelo acerca de las relaciones que no es real, pudiendo normalizarlo y considerar que eso es lo que se espera de ellos».
Y dado que «las mujeres que el cine X presenta, en muchas ocasiones, son objetos», las niñas, ahonda Díaz Seoane, se convierten «en lolitas expuestas al erotismo, y buscan ese rol». «La pornografía normaliza situaciones que, en el ámbito privado, no son las habituales, ni tampoco el lenguaje ni las prácticas, en busca de complacer a un varón».
Las escritoras Martha Zhein y Analía Iglesias, que acaban de publicar el ensayo Lo que esconde el agujero, el porno en tiempos obscenos (editorial Catarata) los llaman «pornonativos».
«Nos hacía falta un término para describir a la primera generación de jóvenes que llegó al porno antes que a su sexualidad», explican.
Es más, incluso advierten de que son ya dos las generaciones en juego. «Alguien que nació en el 85 ya está en edad de ser padre. Por tanto, se da por inaugurada la segunda generación de pornonativos, a los que puede asaltar el porno en forma de pop-up en cualquier momento».
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