En el huerto que riega tu savia

Pusiste verdad en cada entraña,

la incrustaste en los genes,

en cada código de sus hélices

curvadas en palomas blancas.

Pusiste arroyos de fotones

arremolinando la mirada,

fragmentando los colores

de la noche oscura del alma.

Pusiste ciencia y conciencia

en delicada arquitectura,

sinapsis llenas de cadencia

y de armónicas columnas.

Pusiste verdad y mentira

como únicos caminos.

Pero nosotros construimos

laberintos sin salidas.

Del gen de la locura,

un cuervo -y no paloma-

anuncia otro arco iris.

Y derribada tu estructura,

Babel es lo cierto ahora,

y el cimiento de la crisis

que nos hunde y nos ahonda.

¡Devuélvenos Señor a tu sendero,

que nos inunde tu verdad eterna,

abre los ojos del ciego

y desata al mudo su lengua!

Sea tu verdad revelada

y caiga toda cadena

para siempre rota, Adán y Eva

en el huerto que riega tu savia.