Hechos 6-7: mártires, testigos de Jesús

El significado de martys, “alguien que es testigo”, se transformó en “quien murió por haber dado testimonio”.

31 DE OCTUBRE DE 2021 · 08:00

Eskay Jim, Unsplash,martillo juez, mazo juez
Eskay Jim, Unsplash

Al iniciar el análisis de los capítulos 6 y 7 de Hechos, me gustaría presentar una cita del autor en un artículo titulado: “Mártires modernos: Fe a cualquier precio” (*)

“El significado bíblico del martirio se centra en el sustantivo griego martys, un “testigo”. Otras formas de la palabra son el verbo martyréo, “dar testimonio”, y el sustantivo martyría, que denota el contenido del testimonio dado.

En el Nuevo Testamento, martys designa a un testigo (Mateo 18:16; Lucas 24:48; Hechos 1:8), que puede morir por ese testimonio o no (Hechos 22:20; Apocalipsis 2:13; 17:6). La iglesia cristiana primitiva reconocía a mártires vivos y muertos, añadiendo así una segunda dimensión a la definición de mártir.

Apocalipsis 12:11 describe a los mártires como los que han “vencido” a Satanás “por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio [martyría] de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.

De este modo, el Nuevo Testamento describe como mártires a las personas cuya prioridad era dar testimonio del poder de Jesús, aun a riesgo de la vida.

El significado de martys, que designaba a alguien que es un testigo, se transformó gradualmente para indicar a uno que murió por haber dado testimonio. De aquí la definición: los mártires cristianos son “los creyentes en Cristo que pierden sus vidas en forma prematura, en situaciones de testimonio, como resultado de la hostilidad humana”.

En la iglesia cristiana primitiva, la muerte era con demasiada frecuencia el resultado del testimonio.

La definición de martirio que da el Nuevo Testamento enfatiza, entonces, la virtud de dedicación absoluta del cristiano a las demandas de Jesús. De esta definición podemos aprender mucho acerca del martirio, no sólo de los que murieron como testigos, sino también de quienes estuvieron dispuestos y listos a morir pero que no cedieron a las demandas de los perseguidores sino sobrevivieron sólo por alguna forma de intervención o protección divinas; o sea, personas cuya prioridad era dar testimonio del poder de Jesús, aun a riesgo de la vida”.

Me parece importante tener esto en mente. Fuera de que la mayoría de los apóstoles cristianos murieron martirizados, se podría señalar como mártires (testigos) a la mayoría de los cristianos de los siglos I y II.

Vamos al análisis del texto.

 

Los siete diáconos (6.1-7)

La iglesia iba creciendo rápidamente, con judíos locales, con gente de la diáspora, entre ellos judíos helenísticos, con el idioma y la cultura griega. Por alguna razón surgió un problema en el cual el grupo de viudas de habla griega no recibían ayuda en la distribución diaria de los alimentos (6.1)

Notamos que rápidamente surge la idea de nombrar 7 personas, de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para entregarles esta responsabilidad. Vemos que los apóstoles tendrían como prioridad la oración y la predicación (6.4)

Algunas ideas interesantes que extraje del Comentario Iberoamericano, de Justo González, son: Se eligieron 7 diáconos. Más adelante también aparecen diaconisas como el caso de Febe. Los siete diáconos tenían nombres griegos. Los diáconos no se dedicaron solamente a servir las mesas. Ya pronto encontramos a Esteban y a Felipe como tremendos predicadores. No se nos dice mucho más sobre el ministerio del diaconado, pero vemos que a los dones espirituales no se los puede encasillar en un rol; y por eso, es posible encontrar pastores servidores, maestros servidores, o también servidores evangelistas, o también servidores con dones de profecía. Hay diversidad de dones…

 

Juicio, testimonio y martirio de Esteban (6.13 – 7.60)

Este es un texto bastante extenso. Le animo a leerlo completo y subrayarlo.

En 6.13 vemos que aparecen “testigos falsos” con acusaciones muy parecidas a las que Jesús recibió.

El discurso testimonial de Esteban es realmente fabuloso. Tenía una memoria extraordinaria para citar pasajes del Antiguo Testamento.

De los numerosos discursos que hay en los Hechos de los apóstoles el discurso de Esteban al Sanedrín es el más largo.(7.1 a 7.52). Según González, este discurso ocupa un 5% del libro de Hechos (pág. 161).

Esteban apeló a las escrituras para demostrar que Jesús no desobedeció las normas que Dios dio a Moisés, sino que las cumplió debidamente. Vemos una homilética extraordinaria mencionando textos de memoria y aplicándolos a la realidad del momento.

El discurso de Esteban, tiene un resultado paradójico. Vemos a las autoridades enardecidas y coléricas, atacar y matar al diácono Esteban, gritando, empujándolo, y apedreando.

Aquí encontramos al primer mártir cristiano; o sea al primero que muere por su fe. Sabemos que luego morirían miles con las diversas persecuciones a la iglesia primitiva.

El texto termina: “Al oír esto, rechinando los dientes montaron en cólera contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios. ¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios! Entonces ellos, gritando a voz en cuello, se taparon los oídos y todos a una se abalanzaron sobre él, lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores le encargaron sus mantos a un joven llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oraba. —Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió. (7.54 – 60)

Me adelantaré un poco, pero vemos que Saulo de Tarso estaba entre los miembros del Sanedrín escuchando a Esteban, y viendo su testimonio. Posiblemente esto causó un tremendo impacto en su vida.

Muchas personas testificaron a través de la historia del cristianismo que se convirtieron viendo la manera de obrar y vivir de algún mártir, ya sea apedreado, quemado en fuego, comido por leones, o de la forma que sea.

También se pueden mencionar aquí a los mártires de la Reforma Radical del siglo XVI. Un libro favorito de todas las familias anabautistas es “El espejo de los mártires” de Thieleman J. van Braght. El título completo del libro es “El escenario sangriento o espejo de los mártires cristianos indefensos, bautizados sólo bajo confesión de fe, que sufrieron y murieron por dar testimonio de Jesús, su Salvador, desde la época de Cristo hasta el año 1660”.

El libro incluye resúmenes de los relatos del martirio de los doce apóstoles, de varios cristianos de los tres primeros siglos y de cristianos pacifistas de los siglos posteriores que defendieron el bautismo de creyentes y por tanto no reconocían el bautismo de bebés. A partir del siglo XII, además de los relatos de martirio, incluye la exposición de las creencias o credos y normas o declaraciones de fe, por ejemplo de los valdenses y lolardos. Se extiende luego ampliamente en las narraciones y documentos sobre los anabaptistas pacifistas de los siglos XVI y XVII, perseguidos y martirizados por las autoridades católicas y protestantes.

La edición de 1685 incluyó 104 ilustraciones del dibujante Jan Luyken.

Le recomiendo leer de nuevo el testimonio de Esteban, primer mártir de la iglesia cristiana, y si puede hacerlo también lea “El espejo de los mártires”.

Pareciera que para nosotros hoy en día es muy tranquilo ser cristianos. ¿Pero, está usted dando testimonio de Jesús como Esteban? ¿Qué pasaría con usted y conmigo si hoy se levantara una terrible persecución? ¿Estamos dispuestos a dar nuestras vidas? ¿Cambiaría nuestro testimonio si estuviéramos en peligro de muerte?

Son interesantes preguntas para seguir pensando durante toda la semana.

Bendiciones y ¡hasta la próxima!

 

(*) Jerry Moon en la revista Diálogo Universitario. 

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - Hechos 6-7: mártires, testigos de Jesús