Las diez características de un verdadero adorador

¡Se buscan adoradores en espíritu y en verdad!

19 DE MAYO DE 2024 · 08:00

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Fotorech, Pixabay

Con la venida de Cristo ya no es necesario adorar en ningún lugar específico, sino en todo tiempo y lugar, siempre que se haga en espíritu y verdad; más allá de las ceremonias religiosas carentes de fe y espiritualidad, porque se puede estar postrado externamente, pero con un corazón no recto ante Dios y eso hace que la adoración no sea genuina, tal y como le agrada al Padre. Todavía hoy el Padre anda buscando adoradores reales.

De la reveladora conversación que sostuvo nuestro Señor con la mujer samaritana que fue a sacar agua al pozo de Jacob, relatada en el capítulo 4 del evangelio según Juan, podemos rescatar los versos 23 y 24, que expresan: «Pero viene la hora, y ya llegó, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca que lo adoren tales adoradores. Dios es Espíritu; y es necesario que los que lo adoran, lo adoren en espíritu y en verdad».

Muchas cosas importantes habló Jesús con esta mujer, pero lo más revelador es que el Señor le enseña la nueva manera de adorar a Dios, que ya no sería ni en el pozo de Jacob ni en el templo de Jerusalén ni en ningún lugar exclusivo, sino en cualquier parte, en todo momento y de cualquier manera; puesto que la exigencia del Padre celestial es una adoración plena, permanente y, al mismo tiempo, tanto espiritual como físicamente. ¡Una vida de adoración permanente!

Entendemos por adoración, el culto o reverencia que se rinde a Dios por sus obras, por ser quien es y por lo que ha hecho y hace por nosotros siempre; la misma se expresa a través de la oración, el sacrificio, la ofrenda, los cánticos espirituales, la lectura y meditación en Su Palabra, el ayuno, el temor al Señor, las acciones de gracias, el servicio a Él y llevar una vida santa, sobre todo.

Dios prohíbe terminantemente la adoración a seres humanos (Hechos 10:25-26; 14:11-15), a ángeles (Colosenses 2:18; Apocalipsis 19:10; 22:8-9) u otra criatura (Mateo 4:10; Apocalipsis 14:9-11). La adoración de dioses falsos es una abominación a Dios.

A partir del Nuevo Pacto la adoración se dirige a Jesucristo (Mateo 14:33; Hebreos 1:6; Apocalipsis 5:8-14); lo que fue sombra en el Antiguo Testamento (Isaías 45:23; Filipenses 2:10-11). La adoración a Dios y al Cordero es la esencia misma de la vida celestial (Apocalipsis 4:6-11; 15:3-4; 19:1-8).

 

Los verdaderos adoradores

Con Cristo llegó la hora de adorar de la manera genuina y en cualquier lugar (el 30 de agosto del año 70 las legiones romanas comandadas por el futuro emperador Tito asediaron y tomaron Jerusalén, llevando a cabo la destrucción del Templo; porque 4 años antes los judíos se habían levantado en armas para echar de su tierra a los invasores romanos). Esto cumplió la profecía de Cristo de Mateo 24:2.

Los judíos se basaban en su ceremonial externo en el templo, sin transformación en lo espiritual; mientras que los samaritanos practicaban una falsa adoración inventada por ellos, la frase «en espíritu y verdad» reprendía la adoración no genuina tanto de judíos como de samaritanos.

A partir de Jesús, los cristianos tienen la ayuda del Espíritu Santo para poder adorar correcta y genuinamente, ya no como a un Dios lejano, sino como a su Padre celestial; «y por cuanto ustedes son hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: “¡Abba, Padre!”» (Gálatas 4:6).

Un verdadero adorador es quien ofrece reverencia y honor a Dios; cuenta con una vida íntegra de devoción al Señor. Es quien vive postrado de corazón más que físicamente.

Adorar a Dios «en espíritu» significa que debe venir de adentro, del corazón; debe ser una acción sincera, con devoción y con la guía del Espíritu Santo; motivada por nuestro amor y gratitud a Dios por todo lo que es y ha hecho.

«En verdad», es la manifestación externa de la adoración que debe estar fluyendo de nuestro espíritu y expresándose libre y voluntariamente con danza, aplausos, levantando las manos en señal de rendición, entre muchas otras manifestaciones.

La adoración no puede ser mecánica o formalista. No tiene que ver con una postura física o un lugar específico. La adoración puede ser silenciosa, con palabras legibles o en lenguas espirituales, según como nos guíe el Espíritu Santo, por eso debe ser en espíritu y en verdad; porque «el Padre busca que lo adoren tales adoradores».

 

Dios demanda una adoración permanente

La Palabra de Dios dice que fuimos creados para “la alabanza de la gloria de Dios”, fuimos creados para Dios, para alabarle y darle honor y gloria siempre, en todo lugar y circunstancia. «nos predestinó para que por medio de Jesucristo fuéramos adoptados como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado... a fin de que nosotros, los primeros en esperar en Cristo, alabemos su gloria... que es la garantía de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria» (Efesios 1:5-6,12,14).

Es bueno que distingamos la diferencia entre adorar y alabar a Dios. La alabanza es la manifestación verbal y física de nuestra admiración, amor y afecto hacia Dios; alabar es una expresión de nuestra adoración. Porque alabar, en esencia, es adorar.

Mientras que la adoración: es el acto de tributar reverencia y homenaje con gozo y alegría extrema, dar respeto, honor, amor y siendo obedientes al Padre en todo y en todo lugar, sea pública o de manera privada.

Los adoradores de Dios no sólo lo hacen durante un culto, sino que su propia vida es una adoración permanente al Padre; pero manifiestan la genuina adoración junto a sus hermanos durante un culto o servicio. Si no vivimos en adoración durante la semana, cuando lo hagamos en algún servicio sólo será un mero tiempo religioso.

 

La adoración como sacrificio vivo

La adoración es un acto de sacrificio (una ofrenda), y Pablo nos muestra que ese sacrificio es vivo (nosotros somos una ofrenda viva para Dios [en espíritu y verdad]). «Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo [o, esa es la adoración espiritual de ustedes]» (Romanos 12:1).

 

Características de un verdadero adorador

Finalmente, la Biblia menciona varias características que definen a un adorador verdadero. Presentamos diez de estas características:

  • 1.- Humildad: El adorador verdadero reconoce que Dios es el centro de la adoración y se humilla ante Él (Salmo 95:6-7).
  • 2.- Sinceridad: La adoración debe ser sincera y auténtica, no una mera formalidad (Juan 4:24).
  • 3.- Espíritu de gratitud: El adorador verdadero es agradecido con Dios y reconoce sus bendiciones y favores (Salmo 100:4).
  • 4.- Obediencia: La verdadera adoración implica obedecer los mandamientos de Dios (Juan 14:15).
  • 5.- Arrepentimiento: El adorador verdadero reconoce sus pecados y se arrepiente de ellos (Salmo 51:17).
  • 6.- Alabanza: La alabanza es una parte importante de la adoración y se debe ofrecer con gozo y entusiasmo (Salmo 150).
  • 7.- Espíritu de adoración: La adoración es un estado de ánimo y una actitud del corazón que debe estar presente en todo momento (1ª Tesalonicenses 5:16-18).
  • 8.- Intimidad con Dios: La verdadera adoración se basa en una relación íntima con Dios (Juan 15:5).
  • 9.- Consagración: El adorador verdadero se consagra a Dios y se aparta del pecado (Romanos 12:1-2).
  • 10.- Fidelidad: El adorador verdadero es fiel a Dios y le sirve con todo su ser (Mateo 22:37).

¿Será usted un verdadero adorador, según el agrado de Dios? Es necesario que revisemos nuestra vida de adoración al Señor para que no caigamos en ritualismos religiosos y dogmáticos como lamentablemente lo hacen todas y cada una de las religiones.

A Dios debemos adorarlo con la ayuda del Espíritu Santo y de la manera que a Él le agrada, no como a cada quien le parece. ¡Pendientes de esto!

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Las diez características de un verdadero adorador