Francisco y la homosexualidad: el delito y el pecado

Dios ama al homosexual, para eso envió a su Hijo a morir por los pecadores, pero no los ama por lo que son y practican.

29 DE ENERO DE 2023 · 08:00

El papa Francisco,papa Francisco
El papa Francisco

Vuelve el papa Francisco a ventilar el espinoso tema de la homosexualidad dentro de la religión que lidera, porque los cristianos estamos muy claros respecto a este tema, ya que la Biblia como nuestra máxima autoridad de fe y conducta condena la práctica de la homosexualidad y cualquier otro desorden sexual o relaciones sexuales fuera de la institución matrimonial compuesta por un hombre y una mujer.

En una entrevista publicada esta semana, Francisco criticó las leyes que criminalizan la homosexualidad como «injustas», puesto que según él «Dios ama a todos sus hijos tal y como son», asegurando que «ser homosexual no es un delito», sino que la homosexualidad es un «pecado».

Por supuesto que la homosexualidad es un delito desde el punto de vista moral. Según el DRAE, delito significa: «culpa, quebrantamiento de la ley. Acción o cosa reprobable. Acción u omisión voluntaria o imprudente penada por la ley». La mayoría de los pecados conocidos con repercusión social, porque afectan la interrelación humana y salen a la luz, son delitos.

Gran parte de las leyes internacionales y la de muchísimos países fueron fundamentadas sobre las leyes dadas por Dios en el Antiguo Testamento, porque son leyes morales, y el único que puede legislar sobre la moralidad y ponerle condiciones conductuales a los seres humanos es Dios, porque nos creó; otras se basan en el islam y terminan siendo leyes fundamentadas sobre la moral islámica.

Por esa razón, cualquier pecado que afecte al prójimo es un delito y así lo tipifican las leyes seculares de cada nación. En el caso que nos ocupa, existen 67 naciones o jurisdicciones en todo el mundo que penalizan las relaciones sexuales consensuadas entre personas del mismo sexo y 11 de ellas aplican la pena de muerte a los homosexuales. Entonces además de ser un pecado, la homosexualidad es también un delito.

El hecho de que el libertinaje ha tomado cuerpo en gran parte de las naciones occidentales hasta llegar a aprobar leyes inmorales como la legalización del aborto, la unión de personas del mismo sexo y los cambios de género, no significa que haya dejado de ser un delito; es tan grave ese delito que tiene repercusiones eternas para los hombres, porque tanto en la ley dada por Dios a Moisés como a lo largo del Nuevo Testamento el Señor condena la práctica de la homosexualidad y cualquier otra perversión sexual.

Otra de las tantas incoherencias a las que nos tiene acostumbrado Francisco es lo que dijo respecto a que «Dios ama a todos sus hijos tal y como son». Eso es completamente falso. La Biblia señala que son hijos de Dios aquellos que reciben a Jesucristo como su único Señor y Salvador y creen en su nombre (Juan 1:12-13), los demás son criaturas de Dios; que el Señor nos ama, si, pero no acepta el pecado que practicamos.

Dios ama al homosexual, para eso envió a su Hijo Jesucristo a morir por los pecadores, pero no los ama por lo que son y practican, pues abomina la homosexualidad como un grave pecado, y como bien lo dice la Biblia «el que practica pecado es del diablo». Practicar cualquier pecado voluntariamente nos hace reos de condenación eterna, a menos que nos arrepintamos (cambiemos de opinión y conducta) y recibamos el perdón de Cristo únicamente.

Entonces, Francisco pretende rebajar la pena a los integrantes de la comunidad LGBTIQ para congraciarse con ellos sin recordarles que lo que practican es condenado por Dios y deben dejar ese modo de vida, ya que la Biblia dice que «el que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona alcanzará misericordia» (Proverbios 28:13); el papa llega al extremo de pedirle a los obispos católicos que están en contra que «acojan a las personas LGBTIQ en la iglesia», porque el papa catalogó las normas de su iglesia como «injustas» y dijo que «la iglesia católica puede y debe trabajar para ponerles fin» a esas normas y ser ahora permisivos.

¿Significa eso que a partir de ahora, además de no criminalizar a la homosexualidad y pedirle a los homosexuales que se arrepientan de su modo de vida pecaminoso, la religión católica aceptará como «normal» esta torcida manera de vivir alejada de la Palabra de Dios? ¿«Acoger a las personas LGBTIQ» significa acaso para Francisco aceptar las perversiones sexuales como «normales»?

La Iglesia Cristiana bíblica no rechaza a los homosexuales como erróneamente se ha hecho ver, pero sí les enseña que deben arrepentirse y cambiar con la ayuda del Espíritu Santo, porque esa conducta no le agrada a Dios y quienes practican cualquier aberración sexual no serán salvos, como lo dice la Palabra del Señor a lo largo de toda la Biblia.

«¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: que ni los inmorales sexuales ni los idólatras ni los adúlteros ni los afeminados ni los homosexuales ni los ladrones ni los avaros ni los borrachos ni los calumniadores ni los estafadores, heredarán el reino de Dios» (1ª Corintios 6:9-10).

Lo cierto es que la actitud de Francisco sigue abriendo cada día más la sangrante herida dentro del catolicismo, pues la inmensa mayoría de la jerarquía católica y la feligresía sabe que los desórdenes sexuales son un grave pecado con repercusiones delictivas (a los testimonios de la prensa nos remitimos) y ve con preocupación que su jerarca mayor se congracie con las comunidades LGBTIQ. Esto, evidentemente, no terminará bien.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Francisco y la homosexualidad: el delito y el pecado