Peleá con tus cicatrices. Serán el testimonio más poderoso de que habiendo recibido heridas, las presentaste ante el Señor y ahora estás caminando en su victoria.
Peleá con la disciplina del campeón. Hay que cambiar hábitos que son peligrosos y adoptar una nueva disciplina para ganar.
Peleá por alcanzar tu propósito. Todos tenemos una misión específica. Caminá hacia tu vocación, y todos los recursos se irán añadiendo en el durante.
Peleá junto a los que te aman. No estás solo. Hay muchas más personas de las que creés a tu lado, que están dispuestas a luchar con vos. Dejate ayudar.